Hoy viene a mi, con
dos banderas en el abrigo
sin respuestas en la
mente, aparentemente
a entablar la mas
eterna amistad
en comunión con la melancolía y sin ira.
Hoy llegas sin
desearlo siquiera,
sin llamarte ni ante
aquel fugaz palpitar
que enmudeció mi
alma en aquel segundo,
en aquella noche,
retratos en sepia,
ahora soy como el
servidor de tus vacíos deseos,
el lacayo de la
melancolía, tu amiga,
tan solo mírame aquí, sentado,
humanizando tu
aspecto completamente abstracto.
Soy el patético resultado de los tontos accidentes
que la gente sabe
vivir, que sabe llevar,
que modifican su
esencia, solo la cambian.
Pero mi esencia no
se modificó
siempre fue débil
siempre se dejo
llevar
y se destruyó ante
el avanzar de los accidentes.
Desde aquí puedo
ver las aves danzar al amanecer
puedo sentir mi
sudor y veo la sal
solo me refugio en
más acordes, y más acordes,
solo creo letras o
ya ni las creo solo las modifico,
así termino otra
monoreferente neurona,
así creo la repetitiva
sinfonía de mi alma.
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