lunes, 29 de abril de 2013

Sol de Edad



Hoy viene a mi, con dos banderas en el abrigo
sin respuestas en la mente, aparentemente
a entablar la mas eterna amistad
en comunión con la melancolía y sin ira.

Hoy llegas sin desearlo siquiera,
sin llamarte ni ante aquel fugaz palpitar
que enmudeció mi alma en aquel segundo,
en aquella noche, retratos en sepia,
ahora soy como el servidor de tus vacíos deseos,
el lacayo de la melancolía, tu amiga,
tan solo mírame aquí, sentado,
humanizando tu aspecto completamente abstracto.

Soy el patético resultado de los tontos accidentes
que la gente sabe vivir, que sabe llevar,
que modifican su esencia, solo la cambian.

Pero mi esencia no se modificó
siempre fue débil
siempre se dejo llevar
y se destruyó ante el avanzar de los accidentes.

Desde aquí puedo ver las aves danzar al amanecer
puedo sentir mi sudor y veo la sal
solo me refugio en más acordes, y más acordes,
solo creo letras o ya ni las creo solo las modifico,
así termino otra monoreferente neurona, 
así creo la repetitiva sinfonía de mi alma.

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