domingo, 4 de noviembre de 2012

Anguila (retrato de pulsaciones fisiológicas)


Una corta respiración, agitada
Va y vuelve rascando la piel,
Cierra ojos de fotografías montadas,
Monta sueños que no importa ser fiel!

Que la vida siempre ha soñado técnica
Después de la palma y un martillo a su haber
La viveza se impone como obra mágica
Paño blanco, el deseo ha de saber.

Se agita la masa, acelera la marcha,
El puño en sangre salta raudo y capaz,
Cabalga y respira, locura de atar,
Recuerda y explota una victoria de Húsar.

Otro gargajo del tractat del sentir
Esculpir icónica, fálica muestra,
Transgredir morales, desechar tu nutrir,
De fecas y olor, de virtud resurrecta.

Todo diluido en la resignación,
Del todo ya! Imposible renunciar!
Llaman biológico el resultado con convicción
Y es el sustento innato de una mente peculiar.

De peces masturbatorios
De falos defecados,
De sarcasmos estrangulados,
De reírnos acongojados.

Ente imperecedero

sábado, 3 de noviembre de 2012

Apología imperecedera de lo falaz y manoseado (mi experiencia alentadora)


Mi puño se quedó con sus sueñitos patéticos
Con sus penitas no olvidadas en años
Con las lágrimas vergonzosas de cuando le dijeron que estaba mal,
De cuando lo echaron de la reunión y cuando le dijeron que no.

El me gustó, me enseñó ese hombre, con su pene y su valor,
Pero todo ha de salir mal esa vez,
Ella me uso, me golpeó esa mujer con su calostro y su revolcón,
Y me tiró cerca del orfeón,
Y yo le pedí que me ayude a ser firme y obrar esta transvaloración,
Me respondió: de que te servirá!

Y que me dirá? Cuando de frente y sin mirarle me esfuerce por no llorar,
Por no ensuciar su fortaleza con otra experiencia que lamentar.
Tranquila mujer que no me mata este asunto,
es como andar en bici después de años,
al menos gocemos que no me va a matar,
ni a tu sexo ni tus creencias locas
ni mis tratados ni mis letras vacías,
ni las canciones arriba en los cerros,
ni esos consensos consensuados amparados en la nostalgia de los tiempos del no,
amparados en los libros carentes de poesía
amparados en sus ideas de cambio,
amparado en su cambio sin cambio.

Ya qué???? Me vas a decir que me ponga a rezar???

A LA MIERDA, EL MUNDO GIRARÁ IGUAL!
MI CORAZÓN PALPITARÁ, NO IGUAL, PERO PALPITARÁ!
LA FELICIDAD SERÁ MENTIRA, IGUAL!
Me prometo no creerte más!!! Tonta cabeza!!!

Con la luna tatuada en la cara


Que el vino  en la arena no sana ninguna pena
y que la sangre de la carne es sonrisa diaria
me detengo a pensar lo absurdo de mi ex-gozar
su mundo girando y desde aquí lo veo estancar.

Despojo y sed de culpas, es embriagarse de falacias
erigiendo torres en el cielo, que yacen en el suelo
nunca soplé un ladrillo cuya caída ha de explicar
solo esos genes tatuados sinceran mi cantar.

Me he burlado, ahora la indiferencia calienta la tinta 
de estas letras culpables de no tener culpa ni vergüenza.

La escusa es no poderse escusar sin cantar,
de las voces mudas que sudaron mis oídos,
cual pintura denotaban las sabanas sin rezar
cuanto puedas tu lamer, podrán mis oídos soportar.

Y ahora me recalcas todo lo que he perdido!
y ahora me reclamas que nunca me he fundido!
y ahora que la constante de derrumbe llego!

Ahora me confirman que todo fue un error
me recrimino, me discrimino y me admiro,
por predecir tan trágico final sin un oráculo,
sin fosfenos y sin sentir, con suerte sabiendo de mi...



Ente imperecedero


Ama, hibernaste, ¿Y yo que hacia?


Caminar con un bolso siempre diligente,
Una cara, un espíritu que anuncia letargo
Me impone sopor, se impregna en mi frente
¿Señorita osa usted en concederme este algo?

Pasa el tiempo y no me di cuenta
Que en realidad existíamos
Y ahora oso en robarle las piernas,
En sacudir la somnolienta sociedad,
Esa suciedad que no vale la pena.
PERO A ELLA DÉJENLA TRANQUILA!
No la despierten que su sueño es perfecto,
No le reprochen que me tiendo y descanso en su espectro
No la contaminen con pequeñas burguesías
Su diligencia dormida excede su moral,
Transvalora su amor y revoluciona su revolución.

Hace apología a la perfección y aun así
Roza los suaves bordes con una boca de marfil,
Como una lágrima de niña nací,
Como un gemido de prostituta crecí

Estuve volando entre la quinta y la sexta pata del gato,
Apagando el fuego con bencina y resina,
Escupiendo el amor que un día tuve
Como si la yesca fuera el odio que en ti se pudre.
Como una cueca sin zapateo,
Como una jodida sin meneo,
Como una meada sin pedo.

Ente imperecedero

Nuestra subjetividad y el espejo


Y me diluyo en más sonidos sin sentido
Apenas recuerdo lo que pudo ser un silbido
Renuncio a mis ganas de renunciar, pretéritas,
Escabullido entre la aurora de otra cabal pasión.

Diluyo las raíces de la burguesía pasada,
Pasada de moda para esta subjetividad post-post,
Maquineo respuestas cuyas preguntas no existen
Ni en el desértico cielo enfermizo, menos en terrenal infierno.

BASTA DE MI! HABLEMOS DE TI!

Cuéntame todo lo que se de ti,
Dime que te incomodas con el indolente,
Dime que nunca aportaste a ser una idea,
Dime que sueñas con las alamedas libres,
Cuéntame que lloras con penurias que no vivirás,
Ráscame en la mente que no aprendiste la apatía,
Dime que reprimes hasta sola en el baño
La verdad que el espejo cuenta a tus ojos
Que no deseas saber que tienes belleza,
Pues, la gente, lo asociara con divino…
Y Dios no existe!!!


Que todos los espejos mienten!!!


Ente imperecedero

Entre mi pieza y la existencia

Que triste debacle y un patético darme vueltas en no encontrar el final, como hace años lo dije, prefiero permanecer aquí “recluido en mi pieza, no puedo escapar, pero me agrada estar aquí y me asfixia a la vez”.
            Y, ¿Qué hay en mi pieza? Una guitarra, la cual ahonda las yagas del dolor y saca a relucir el poco goce por el amor al prójimo que en mi pueda habitar, un televisor adiestrado a reproducir canciones clásicas (que se pierden ante el carácter clásico que cada día adopta con mas fuerza himnos como wachiturros, reggetones o locas canciones orientales), y me hace recordar latentes los inmortales de los que me habló Haller: Mozart, Beethoven, Haendel, Chopin y Vivaldi (entre muchos!), además entrega un ritmo de otro siglo a mis lecturas y apasiona mi estudio de Hesse y el Lobo Estepario. Por último y exceptuando camas, escritorios, sillas y cigarrillos, habitan un puñado de libros, quiero más (lo admito) a aquellos que me provocan conocidos pero no menos raros síndromes, como La Nausea sartreana, el suicidio mímico de Werther o la neurosis post-guerra, el Werther tan contingente y trascendente porque el amor, en esencia, no ha cambiado (a mi juicio). Estos se miden constantemente en batalla con el amor y odio que me representa a veces magistrales escritos (no menos tediosos) de los padres de la filosofía como uno que otro griego, pasando por Diógenes y Antístenes, Lucrecio, Sexto Empírico; hasta otras nuevas críticas de la razón pura e instrumentales a la postre, sin exceptuar el Anticristo, algo de Schopenhauer y, no hablar de Hegel!
            Pero no pretendía hablar de libros, pretendía hacer una apología hoy de este asco que siento, siempre llego a lo mismo, nunca puedo traducir el sudor, el frio y el dolor, el ese tenue tiritar en palabras, ¿Quizá no existan palabras para describirlos?
            Ahora el tiritón decreció en mi mano, creo que adopta un carácter falas dar palabras a este sentir, tal ves esta guitarra, esta voz y esos besos que nunca osarás en sentir te pueden explicar y hasta hacer vivir un poquito de este dolor que en cada momento me parece mas placentero.
            Súbitamente terminaré estas palabras, una espada inició el recorrido hacia mi indeseable garganta.


Ente imperecedero