sábado, 3 de noviembre de 2012

Con la luna tatuada en la cara


Que el vino  en la arena no sana ninguna pena
y que la sangre de la carne es sonrisa diaria
me detengo a pensar lo absurdo de mi ex-gozar
su mundo girando y desde aquí lo veo estancar.

Despojo y sed de culpas, es embriagarse de falacias
erigiendo torres en el cielo, que yacen en el suelo
nunca soplé un ladrillo cuya caída ha de explicar
solo esos genes tatuados sinceran mi cantar.

Me he burlado, ahora la indiferencia calienta la tinta 
de estas letras culpables de no tener culpa ni vergüenza.

La escusa es no poderse escusar sin cantar,
de las voces mudas que sudaron mis oídos,
cual pintura denotaban las sabanas sin rezar
cuanto puedas tu lamer, podrán mis oídos soportar.

Y ahora me recalcas todo lo que he perdido!
y ahora me reclamas que nunca me he fundido!
y ahora que la constante de derrumbe llego!

Ahora me confirman que todo fue un error
me recrimino, me discrimino y me admiro,
por predecir tan trágico final sin un oráculo,
sin fosfenos y sin sentir, con suerte sabiendo de mi...



Ente imperecedero


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